El Papa Francisco: "El Evangelio es una alegre noticia que no se anuncia con caras largas"
En su catequesis de la audiencia general del 27 de noviembre, el Papa Francisco reflexionó sobre los frutos del Espíritu Santo
Destacando especialmente la alegría como una característica esencial de la fe cristiana
En un ambiente lleno de vitalidad, más de diez mil fieles se congregaron en la Plaza de San Pedro, iluminada y animada por la presencia de un grupo de adolescentes de París que se preparan para recibir la Confirmación.
La colaboración entre gracia y libertad
El Papa enfatizó que los frutos del Espíritu Santo, como el amor, la paz y la alegría, son el resultado de una colaboración activa entre la gracia de Dios y la libertad humana. A diferencia de los carismas, que son dones otorgados para el bien de la Iglesia, los frutos expresan la creatividad personal y la acción del Espíritu en la vida cotidiana.
“Todos podemos y debemos ser constructores de paz, caritativos y humildes”, destacó, recordando que estos frutos son una invitación a vivir la fe de manera tangible, marcada por una alegría que contagia.
La alegría evangélica, un don renovable
La alegría que nace del Evangelio es diferente a las alegrías pasajeras del mundo, explicó el Pontífice, citando su exhortación Evangelii Gaudium. Es una alegría que no se desgasta con el tiempo y se multiplica cuando se comparte con los demás.
“Con Jesús, incluso en momentos difíciles, siempre hay paz y alegría”, afirmó el Papa, señalando que esta felicidad tiene un carácter renovador y esperanzador que trasciende las circunstancias temporales.
El ejemplo de San Felipe Neri
Francisco destacó la figura de San Felipe Neri, conocido como “el santo de la alegría”, como un modelo de evangelización a través de una fe vivida con entusiasmo y perdón. Citando al santo, recordó que el Evangelio, como “buena noticia”, no puede anunciarse con semblantes sombríos.
San Felipe Neri aconsejaba a los jóvenes no caer en la melancolía y vivió su fe con tal intensidad que su amor a Dios parecía “hacerle estallar el corazón”. Su legado, lleno de perdón y alegría, sigue siendo una inspiración para transmitir el Evangelio con entusiasmo y esperanza.
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La alegría como fuerza transformadora
El Papa concluyó su catequesis instando a los fieles a vivir su fe con un espíritu alegre y abierto al servicio de los demás. “La alegría evangélica es contagiosa y transforma corazones”, afirmó, invitando a todos a ser testimonios de una fe llena de vida y esperanza.
Con esta reflexión, el Pontífice preparó a la Iglesia para el tiempo de Adviento, recordando que la auténtica alegría nace del encuentro con Jesús y de la entrega al prójimo.