Este viernes 25 de octubre, la Iglesia Católica rinde homenaje a San Frutos, una figura que vivió como ermitaño en una zona montañosa cerca de Segovia en el siglo VIII. Nacido durante la época visigoda en una familia acomodada, Frutos heredó junto a sus hermanos, Engracia y Valentín, una considerable fortuna. Sin embargo, el curso de sus vidas cambió drásticamente cuando decidieron llevar una vida de devoción y caridad.
Frutos y sus hermanos dedicaron sus recursos a construir ermitas a lo largo del río Duratón, buscando una vida de oración y aislamiento. Su fe se hizo aún más notable durante la invasión musulmana, cuando Frutos se convirtió en defensor de los cristianos perseguidos y, según la tradición, protagonizó milagros y sucesos sobrenaturales. Sus restos se encuentran en la catedral de Segovia, y cada año, los habitantes de Castilla celebran su fiesta, conocida como Las Mojadas, para pedir lluvia para sus tierras.
Junto a San Frutos, hoy se celebra la memoria de otros santos, cuyas vidas también inspiraron a miles de fieles:
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El Martirologio Romano, documento que compila el santoral, reconoce y distribuye en el calendario a más de 7,000 santos y beatos, incorporando nombres tras cada canonización.
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