Sin confirmar si el ataque fue llevado a cabo por soldados ucranianos, Bogomaz aseguró que la situación en la zona fronteriza está “bajo control” de Rusia. Kiev, hasta el momento, no ha emitido una respuesta oficial sobre el incidente.
Bryansk y la provincia vecina de Kursk han sido blanco de varias ofensivas de Ucrania, que han dejado a las fuerzas rusas luchando por expulsar a las tropas ucranianas del área. La incursión de agosto en Kursk, que marcó el mayor ataque a territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial, dejó a Rusia en una situación delicada. Los responsables de estas incursiones han sido dos grupos rusos opositores: el Cuerpo de Voluntarios Rusos y la Legión de la Libertad de Rusia.
En una movida que podría redefinir el escenario bélico, Rusia ha ratificado un pacto de asistencia militar con Corea del Norte, tras la llegada de 3,000 efectivos norcoreanos para apoyar la lucha en la región de Kursk, según fuentes occidentales y el GUR, la inteligencia ucraniana. Estos soldados habrían recibido entrenamiento en el este de Rusia y equipamiento especial para el invierno próximo.
El domingo, las fuerzas rusas derribaron más de una docena de drones en Bryansk, mientras que otras regiones rusas, incluida Tambov, también reportaron la interceptación de al menos 16 drones. No se reportaron víctimas en estos incidentes.
Mientras tanto, en Kiev, sirenas antiaéreas sonaron durante tres horas en la madrugada, aunque los sistemas de defensa ucranianos lograron interceptar unos 10 drones rusos, sin dejar heridos. Además, la fuerza aérea ucraniana afirmó haber derribado un total de 41 drones que sobrevolaban el territorio ucraniano.
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En Jersón, un bombardeo ruso mató a tres civiles y desató un incendio en un edificio, que cobró la vida de otro residente. Con estos ataques, la región continúa siendo un punto crítico en la guerra, que sigue dejando secuelas devastadoras en la población civil.