La Iglesia acompaña acuerdos por la paz: Sustitución de cultivos en Nariño y Putumayo inicia con esperanza

Fotografía: Arquidiócesis de Bogotá
Monseñor Héctor Fabio Henao destacó el valor del reciente acuerdo entre el Gobierno y disidencias armadas
Para transformar territorios afectados por economías ilícitas en zonas de desarrollo y reconciliación
Compromiso por la vida y el bien común
En un esfuerzo por construir paz y reconciliación, el Gobierno colombiano y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano alcanzaron un acuerdo en Tumaco, Nariño, para poner en marcha un plan piloto de sustitución de cultivos ilícitos. Este proyecto intervendrá 3.000 hectáreas de tierras: 2.000 en Nariño y 1.000 en Putumayo, con el fin de reemplazar los cultivos de coca y promover actividades productivas lícitas.
La Iglesia Católica, como promotora de valores y defensora de la dignidad humana, participó en las negociaciones a través de un delegado de la Conferencia Episcopal de Colombia. Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, obispo delegado para las relaciones Iglesia-Estado, expresó que este acuerdo marca un paso hacia un desarrollo rural que beneficie a las comunidades afectadas por la violencia y la pobreza.
Esperanza para un cambio integral
Según Monseñor Henao, la implementación del acuerdo debe trascender lo inmediato y abrir la puerta a un proceso amplio de transformación. “Este es solo el comienzo de un camino que nos lleva a reemplazar economías ilícitas por economías lícitas, fortaleciendo el tejido social y construyendo la paz verdadera”, afirmó.
El reto es significativo. De acuerdo con el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI), Nariño y Putumayo son los departamentos con mayor número de hectáreas de coca en el país, con 64.990 hectáreas en Nariño y 50.343 en Putumayo.
Un plan desde las comunidades para las comunidades
El programa piloto, cuya fase inicial comenzará en enero de 2025, será diseñado con la participación activa de las comunidades, siguiendo los principios de la Política Nacional de Drogas del Gobierno. La comisión de trabajo, liderada por la Dirección de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS), garantizará que las iniciativas productivas respondan a las necesidades y potencialidades de las familias campesinas.
Aunque los proyectos específicos aún no han sido definidos, las comunidades están llamadas a desempeñar un papel central en este proceso. Armando Novoa, representante del Gobierno, anunció que se llevará a cabo un nuevo encuentro en Putumayo para fortalecer este diálogo con las comunidades.
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La Iglesia como mediadora de esperanza
La presencia de la Iglesia Católica en este proceso reafirma su compromiso con la paz y el bien común. Monseñor Henao subrayó que la reconciliación y el desarrollo sostenible solo son posibles cuando se trabaja en unidad y con un propósito común: transformar los territorios más golpeados por el conflicto en espacios de vida, trabajo y dignidad.
Este acuerdo representa una luz de esperanza para miles de familias que buscan una oportunidad de vivir en paz, construyendo un futuro basado en valores, respeto y desarrollo integral.