San Sabas nació en el año 439 en Kayseri, en la actual Turquía. Desde muy joven, enfrentó el abandono familiar y encontró refugio espiritual en el monasterio de Flaviano, donde comenzó su camino religioso.
Como adulto, Sabas partió a Jerusalén para aprender del estilo de vida de los monjes de Tierra Santa. Allí, no solo se entregó a la oración y penitencia, sino que también trabajaba elaborando cestas para sustentar a los ancianos y pobres.
La espiritualidad de Sabas lo llevó a fundar el monasterio de Mar Saba, cerca de Belén, que sigue siendo uno de los más antiguos en actividad. Su influencia se extendió a numerosos discípulos que luego también alcanzaron la santidad, como San Juan Damasceno y San Teodoro.
San Sabas falleció el 5 de diciembre del año 532, a los 94 años, dejando un legado de fe, dedicación y humildad.
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Además de San Sabas, hoy se conmemoran otros santos y beatos:
La vida de San Sabas nos recuerda la importancia de la dedicación espiritual, la ayuda al prójimo y la búsqueda de la santidad, incluso en las adversidades.