El acuerdo de paz, firmado en 2016, simbolizó una esperanza para el país, ofreciendo a los excombatientes una oportunidad de reintegrarse a la sociedad. Tal es el caso de Karen Pineda, exmiliciana de las FARC, quien con el apoyo estatal emprendió un negocio y continuó sus estudios. Sin embargo, la realidad para muchos firmantes ha sido trágica. Según la Misión de la ONU, 432 exguerrilleros han sido asesinados desde 2016, reflejando la inseguridad que enfrentan los desmovilizados, quienes a menudo son objetivos de otros grupos armados.
La violencia no solo afecta a los excombatientes. Desde la firma del acuerdo, 1,5 millones de colombianos han sido desplazados, según el Consejo Noruego para Refugiados. Esta cifra revela que, aunque las FARC entregaron las armas, su ausencia fue rápidamente ocupada por otros actores armados dedicados al narcotráfico y la minería ilegal.
Durante la conmemoración en Bogotá, líderes internacionales destacaron la importancia de este proceso de paz. Rosemary A. DiCarlo, de Naciones Unidas, alentó a Colombia a seguir trabajando hacia una paz duradera, mientras que Carlos Ruiz Massieu, representante especial del Secretario General de la ONU, calificó el octavo aniversario como un logro significativo, dado que pocos acuerdos de paz alcanzan tal grado de implementación.
No obstante, el presidente Gustavo Petro reconoció la lentitud en la puesta en marcha del acuerdo. Su gobierno planea presentar un proyecto para extender su implementación hasta 2038, buscando así abordar las deudas pendientes.
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Para Colombia, la paz sigue siendo un objetivo, pero no una realidad. La implementación del acuerdo de 2016 es vista como un paso fundamental para avanzar en las negociaciones con otros grupos armados, como las disidencias de las FARC y el ELN. Sin embargo, la violencia, el desplazamiento y la falta de presencia estatal en territorios afectados siguen siendo obstáculos.
A pesar de los desafíos, el proceso de paz colombiano continúa siendo un referente internacional en la búsqueda de soluciones negociadas a conflictos prolongados. Como afirmó Rodrigo Londoño, excomandante de las FARC, “sin la implementación de este acuerdo, no habrá oportunidad para nuevos pactos”.