El ataque, ocurrido el sábado, incluyó intensos bombardeos israelíes sobre instalaciones de misiles en Irán, en medio de las tensiones con Hamás y Hezbolá en Gaza y el Líbano.
El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, calificó las acciones israelíes de una «grave amenaza a la paz y seguridad internacionales». El ayatolá Ali Khamenei, líder supremo de Irán, se pronunció instando a evitar exageraciones o minimizaciones sobre la situación, aunque no exigió represalias inmediatas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, informó que los ataques del sábado alcanzaron los objetivos militares, debilitando las defensas iraníes y su capacidad de producción de misiles. La respuesta de Israel surge después de que Irán lanzara un ataque con misiles balísticos sobre Israel en semanas anteriores. Irak también ha expresado su rechazo a los ataques, condenando el uso del espacio aéreo iraquí por Israel para su operación en Irán.
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En otro esfuerzo por reducir el conflicto, el presidente egipcio, Abdel-Fattah el-Sissi, ha propuesto un cese de hostilidades de dos días entre Israel y Hamás en Gaza, que incluiría la liberación de cuatro rehenes palestinos. Al mismo tiempo, Egipto, junto con Estados Unidos y Qatar, buscará incrementar la ayuda humanitaria para los palestinos en Gaza. La iniciativa podría sentar las bases para negociaciones de paz permanentes, aunque ni Israel ni Hamás han respondido aún a la propuesta.
El jefe del Mossad, David Barnea, viajó a Doha para participar en conversaciones de alto nivel junto con el primer ministro qatarí y el director de la CIA, William Burns, en un intento por mediar en el conflicto. La región vive su última escalada desde que Hamás llevó a cabo un ataque mortal contra Israel el 7 de octubre de 2023, seguido por una fuerte contraofensiva israelí en Gaza.