Papa Francisco: La Unidad Se Logra Cuando Dios Está en el Centro, No Nosotros
En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco enfatizó la importancia de la unidad en la Iglesia, resaltando que solo es posible cuando se pone a Dios en el centro y no los propios intereses
Frente a más de 25.000 fieles, el Papa explicó cómo el Espíritu Santo guía tanto hacia la universalidad como hacia la unidad.
Durante su Audiencia General celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco abordó el desafío de alcanzar la unidad dentro de la Iglesia, señalando que la tendencia a centrarse en los propios puntos de vista impide el verdadero consenso. En su catequesis, parte de su ciclo sobre el “Espíritu Santo y la Iglesia”, el Pontífice explicó que “cada uno quiere la unidad, pero en torno a su propio punto de vista”, lo que complica su logro.
La unidad es uno de los mayores desafíos, incluso en la familia
Francisco señaló que la unidad es un reto no solo en la Iglesia, sino también en contextos más cercanos como el matrimonio y la familia. “La unidad no se consigue teóricamente, sino en la vida”, afirmó, reconociendo que aunque todos anhelan la unidad, es una de las metas más difíciles de alcanzar y mantener.
La clave para la unidad: poner a Dios en el centro
Para el Papa, la unidad verdadera, como la de Pentecostés, solo se alcanza cuando las personas dejan de centrarse en sí mismas y se enfocan en Dios. “No debemos esperar a que los demás se unan a nosotros donde estamos”, subrayó Francisco, sino avanzar juntos hacia Cristo, siguiendo el ejemplo del Espíritu Santo.
El mensaje del Papa resalta que la unidad de la Iglesia no solo es deseada, sino necesaria, y que se construye no desde el egoísmo, sino desde el servicio a Dios y a los demás.
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Dos movimientos del Espíritu: Universalidad y Unidad
Citando los Hechos de los Apóstoles, el Papa explicó los dos movimientos del Espíritu Santo. El primero es hacia la universalidad, ejemplificado por la conversión de Cornelio y la expansión del Evangelio hacia Europa. El segundo es hacia la unidad, manifestado en el Concilio de Jerusalén, donde se resolvieron las diferencias en torno a las obligaciones de la ley mosaica para los conversos. Francisco destacó que esta unidad no siempre se consigue mediante milagros repentinos, sino que a menudo se alcanza a través del diálogo, la oración y la sinodalidad.