Durante su Audiencia General celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco abordó el desafío de alcanzar la unidad dentro de la Iglesia, señalando que la tendencia a centrarse en los propios puntos de vista impide el verdadero consenso. En su catequesis, parte de su ciclo sobre el «Espíritu Santo y la Iglesia», el Pontífice explicó que «cada uno quiere la unidad, pero en torno a su propio punto de vista», lo que complica su logro.
Francisco señaló que la unidad es un reto no solo en la Iglesia, sino también en contextos más cercanos como el matrimonio y la familia. «La unidad no se consigue teóricamente, sino en la vida», afirmó, reconociendo que aunque todos anhelan la unidad, es una de las metas más difíciles de alcanzar y mantener.
Para el Papa, la unidad verdadera, como la de Pentecostés, solo se alcanza cuando las personas dejan de centrarse en sí mismas y se enfocan en Dios. «No debemos esperar a que los demás se unan a nosotros donde estamos», subrayó Francisco, sino avanzar juntos hacia Cristo, siguiendo el ejemplo del Espíritu Santo.
El mensaje del Papa resalta que la unidad de la Iglesia no solo es deseada, sino necesaria, y que se construye no desde el egoísmo, sino desde el servicio a Dios y a los demás.
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Citando los Hechos de los Apóstoles, el Papa explicó los dos movimientos del Espíritu Santo. El primero es hacia la universalidad, ejemplificado por la conversión de Cornelio y la expansión del Evangelio hacia Europa. El segundo es hacia la unidad, manifestado en el Concilio de Jerusalén, donde se resolvieron las diferencias en torno a las obligaciones de la ley mosaica para los conversos. Francisco destacó que esta unidad no siempre se consigue mediante milagros repentinos, sino que a menudo se alcanza a través del diálogo, la oración y la sinodalidad.