Marca el momento en que María y José llevaron al Niño Jesús al templo de Jerusalén, donde fueron recibidos por dos ancianos fieles a la ley de Dios: Simeón y Ana. Este evento tiene un profundo simbolismo: nos recuerda la luz que Jesús trae al mundo y la dedicación de la Sagrada Familia a Dios, así como el vínculo del Señor con su pueblo.
Cada 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que fue instituida en 1997 por el Papa San Juan Pablo II.
La vida consagrada está conformada por todos los bautizados que se consagran a Dios a través del rito de la profesión o el de consagración de vírgenes. Estos fieles se comprometen a vivir la pobreza, la castidad y la obediencia a través de emisión de votos o promesas.
Los fieles que responden a esta vocación integran los institutos de vida contemplativa (varones y mujeres en comunidades claustrales), institutos de vida apostólica (congregaciones religiosas masculinas y femeninas, sociedades de vida apostólica), institutos seculares, orden de las vírgenes consagradas y nuevas formas de vida consagrada.
Este año, la XXVIII jornada lleva el lema Aquí estoy Señor, hágase tu voluntad. Con motivo de este día especial, el Papa Francisco celebrará una Misa el 2 de febrero a las 17:30 horas en la Basílica de San Pedro, con la presencia de más de 300 consagrados de todo el mundo que estarán presentes en el marco del Encuentro internacional de consagradas y consagrados en preparación al Jubileo 2025.
Del 1° al 4 de febrero, representantes de las distintas formas de vida consagrada se reunirán en Roma para reflexionar sobre el tema Peregrinos de esperanza por el camino de la paz.
En su mensaje para esta jornada especial, la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española se centró en la plegaria evangélica incluida en el lema para este año, que reza: ¡Hágase tu voluntad!