Una oración basta al levantarnos todas las mañana para que nos acompañe nuestro Ángel de la Guarda en el transcurso de nuestros días.

Dios le encomendó a ese guardián y amigo fiel que cuidara de nosotros para que no nos tropecemos. Aprendamos juntos a caminar de la mano con nuestro Ángel de la Guarda.

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