Arzobispo de Valencia Ofrece Parroquias como Refugio para Damnificados y Rescatistas de la DANA
Ante la devastación causada por la peor DANA del siglo en Valencia, el arzobispado ofrece instalaciones parroquiales
Para acoger tanto a los afectados como a los rescatistas de las fuerzas armadas que han llegado para asistir en las labores de emergencia
Solidaridad en Medio de la Tragedia
El Arzobispado de Valencia ha abierto sus parroquias para servir como refugio temporal a las personas afectadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), una tormenta que ha dejado una profunda devastación en la Comunidad Valenciana. Con más de un centenar de víctimas mortales y numerosos desaparecidos, las fuerzas armadas han sido movilizadas desde diferentes puntos de España, incluidos Madrid, para colaborar en los rescates y tareas de desescombro en la región.
Mons. Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, informó que se están habilitando las parroquias en condiciones adecuadas para dar acogida a los damnificados y a los rescatistas, en un esfuerzo por ofrecer alivio en medio de la tragedia. “En la medida de nuestras posibilidades, colaboraremos para ofrecer apoyo”, declaró el prelado, quien también destacó la importancia de mantenerse unidos en solidaridad y apoyo.
Restricciones de Acceso y Coordinación con Autoridades
Aunque el arzobispo aún no ha podido acceder a las áreas más afectadas, debido a la dificultad de acceso y los daños en infraestructura, ha expresado su intención de visitar pronto las parroquias y a los sacerdotes de la zona. Las autoridades han desaconsejado el ingreso a estas áreas debido a los riesgos que representan las estructuras colapsadas, los puentes dañados y la falta de comunicación, que persiste en varias localidades.
Mons. Benavent ha dirigido un mensaje de aliento a los afectados, invitando a la comunidad cristiana a unirse en oración y apoyo: “Esta situación debe ser una oportunidad para que seamos más hermanos. Vivir con confianza en Dios es fundamental, especialmente en momentos tan difíciles”. El prelado subrayó la posibilidad de transformar el dolor en un espacio de crecimiento espiritual y unidad en la fe.