Cortesía: Wikimedia Commons
Este martes se conmemoraron 20 años del atentado terrorista de la guerrilla de las FARC contra el Club el Nogal en Bogotá. Hoy las víctimas siguen reclamando justicia y reparación.
La explosión en la noche del viernes 7 de febrero de 2003, le cambió la vida a las 600 personas que se encontraban en las instalaciones del reconocido club en el norte de la capital. Ese impacto le quitó la vida a 38 personas y dejó heridas a otras 198.
Aunque inicialmente se creía que el origen del hecho era motivado por un estallido en la zona de calderas, con el pasar de los minutos se develó que un carro bomba con cerca de 200 kilos de ANFO había sido la causa real. La magnitud puso en emergencia a la ciudad por lo que se ordenó la movilización de unidades de policía, ambulancias y bomberos.
Personas inocentes, niños, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad, familias, hombres y mujeres resultaron afectados por la demencia criminal de una guerrilla obsesionada por atentar contra todo lo que le pareciera contrario a sus objetivos.
Inocentes que pagaron incluso con su vida por una guerra dirigida hacia el Estado. En muchos casos, los heridos arrastraron con daños a su integridad que incluso hoy siguen padeciendo.
20 años de un hecho sin sentido, con víctimas que se sienten abandonadas por el Estado, que siguen esperando justicia y reparación por un hecho terrorista en donde no tenían ni arte ni parte, considerado el atentado urbano más grande cometido por la extinta guerrilla de las FARC, que en medio de la impunidad insólitamente ha pedido que también se le considere víctima del conflicto armado.