La madrugada del lunes, la policía y el FBI respondieron a un dispositivo incendiario en una urna en Vancouver, Washington, donde algunas papeletas fueron afectadas. En Portland, Oregon, otra urna fue atacada de manera similar; sin embargo, un sistema de extinción evitó la destrucción de la mayoría de las boletas. Ambos ataques han sido condenados por los funcionarios de estos estados, quienes subrayan la gravedad de estos hechos como atentados a la democracia.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha intensificado las alertas sobre amenazas de violencia extremista relacionada con el entorno electoral. La agencia identificó posibles blancos como sitios de votación, urnas y eventos de campaña, y señaló que los extremistas antigubernamentales representan una amenaza para los procesos democráticos. Las advertencias también apuntan a un aumento de los mensajes de odio en redes sociales que incitan a la violencia.
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Además de las amenazas internas, una evaluación de inteligencia reciente advierte que países como Rusia e Irán podrían intentar fomentar la violencia en el contexto electoral. Esta influencia externa representa una preocupación adicional para las autoridades, que buscan asegurar el proceso.